Te lo has llevado todo...todo. Has dejado vacío y a mi sin nada
Sigo soñando con despertar y saber que nada de lo que esta pasando es real. Ya no se como llamar a esta obsesión mía, si llamarla culpabilidad, añoranza, idiotez, debilidad…o si tal vez masoquismo seria una buena manera de llamarlo. Solo se que eres el culpable de mi odiosa bipolaridad, de que esta noche me encuentre aquí en esta habitación a oscuras, escuchando música que no me hace ningún bien y tecleando un puto ordenador, creyendo desahogarme como si fuese un camarero que me ofrece una copa, a las 2 de la mañana. Me parece increíble, después de todo el daño, despertarme esperando que algún día puedas mandarme un mensaje con un: “tenemos que hablar” o una llamada acompañada de alguna que otra disculpa. Hoy solo le doy vueltas a la frase de un amigo: “Las heridas son más pequeñas cuanto menos tiempo pasa” y si, tal vez lleva razón… lleva razón, la lleva. Primero te quedas como quien escucha una noticia y no sabe si creérsela, después llega la rabia, mas tarde el odio, después te vas dando cuenta que es así, que ha pasado, y esperas a que llegue la indiferencia, esa puñetera indiferencia que a veces se retrasa y me cuesta verme a las 12 de la noche andando hacia mi casa, como si el carro de caballos se fuese a convertir en calabaza por esperar un minuto mas. Me gusta hacerme la dura acompañada de algunos bajones de vez en cuando. Cada vez que paso por allí me doy cuenta de que no estas esperándome mientras respiras fuego, y que aunque no quería que cayeras y te hicieras mil pedazos, tarde o temprano lo harás. Se que no te mereces ni una de las palabras que escribo ahora pero me da pena que nuestra canción se rayara justo en el comienzo del estribillo. Hoy no tengo ganas de reprocharte, de maldecirte, de odiarte, solo tengo ganas de preguntarte porque todo ha acabado así, como has podido hacerme esto e irte así, con tu orgullo. Podría escribirte mil refranes, mil insultos, citarte numerosas frases para hacerte sentir aun más desgraciado de lo que ya puedas ser, pero no me quedan ganas ni de eso, ni ganas, ni fuerza, nada… Lo mismo que tú me has dado, lo mismo que tú me has dejado…nada. Se que las hienas que esperaban detrás de nuestra placida llanura no dejaran de mi ni las suelas de los zapatos, y que tu las ayudaras, pero aun así no te odio. Siento que has tratado cargar a mis contracturas con toda la tristeza, pero aun así no te odio. Solo quiero que sepas que no escribo esto para que te des cuenta de lo que has perdido, sino para que algún día recuerdes lo que tenias.
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